Narra Adam
El contacto de dos manos heladas fue lo primero de lo que me percaté cuando volví a estar consciente. Eran más de dos manos. Unos dedos presionaban arriba de mi muñeca y una mano me sujetaba el cuello. Pude escuchar unas voces, mientras que la mano que estaba en mi cuello se centraba en mi pecho.
Al empezar, las voces eran un simple sonido de fondo, poco a poco se abrieron paso hasta alzarse con claridad, como si alguien hubiera subido el volumen al radio.
—Carlisle, lleva así dos días ¿Está bien?
¿Jasper? Si, era Jasper y estaba preocupado... ¿Por mí?
Está bien, no tardará en recuperar la conciencia – respondió el interpelado con calma.
—Pero... ¿La herida está sanando? —insistió él.
—Está infectada —dijo Carlisle cambiando su voz calmado a una mezcla de pena y preocupación—. No puedo hacer nada hasta que se despierte, cuando lo haga lo examinare por completo. Es una herida muy grande, las garras de los lobos son fuertes e infecciosas porque corren por todo el bosque recogiendo miles de bacterias. No sé si el chico se salve de esta.
—Ya es hora de decirle a la señora Kirkland lo que hizo el animal que tiene por hijo —habló un voz femenina, no se escuchaba tan clara—, No podemos seguirle mintiendo —Era Rosalie.
—¿Tú quieres que le digamos la verdad? Ok. Bueno señora le venimos a decir que la verdad es que su hijo está en nuestra casa con una enorme herida en el pecho, está infectada y quien se la hizo fue su hermano gemelo en una rabieta —dijo Emmett sarcásticamente —, Claro. Le podemos decir eso. Si la queremos matar antes de tiempo.
—Por primera vez Emmett tiene razón —Carlisle hablaba pausadamente—, Mejor esperemos a que este consciente y que él decida qué hacer. Recuerden que también hay que esperar a Jacob.
Era tan extraño. Alan me había atacado y yo que era su hermano. Ni el hecho de que éramos exactamente iguales y que estamos unidos por lazos de sangre lo detuvo de sus repentinas ganas de matarme.
¿Es que no queda nada de humanidad en él?
Y Ema, ella había estado ahí, había presenciado toda esa escena. ¿Dónde estaba ella ahora? Dejé mi propia preocupación de lado por un momento y comencé a evaluar la situación.
Los Cullen, esos vampiros de mala fama en la Push, me estaban ayudando. Especialmente ese chico que daba miedo, Jasper. Me había defendido y ahora estaba ¿preocupado?
A veces los segundos, minutos, horas y días no son lo suficientes para asimilar absolutamente todo lo que pasa a tu alrededor. De repente estas en el mundo que conoces y te sabes de memoria y solo basta una milésima de segundo para que todo cambie.
—Adam despertará en diecisiete segundos, apuesto a que los ha estado escuchando desde hace un rato —Alice estaba hablando emocionada—. Me alegra que él no sea lobo, le puedo ver el futuro con bastante facilidad.
—¿Adam?
La voz que tanto quería escuchar salió de la nada. Y eso me impulso a poder abrir los ojos de golpe.
La vi. Vi su perfecto rostro de ángel traído desde el cielo solo para hacer mi vida más feliz, o si no, por lo menos más llevadera. En ella se reflejaba que el mar de desesperación que se debatía en su interior. Había llorado, eso estaba claro hasta para mí que no tenía “súper vista”.
—Ema…
No esperó a que terminara. Se acercó y me abrazo hundiendo su rostro en mi pelo teniendo el suficiente cuidado de no lastimarme.
—Adam… Yo… Lo siento. Fue mi culpa, debí haberlo detenido —empezó a hablar con mucha rapidez y tuve que poner mucha atención para no perderme de nada- Estaba ahí con él y debí suponer lo que haría yo… Yo…
—Em, tranquila—dije con un hilo de voz apenas audible—… No fue tu culpa…
Noté que había mucho silencio, además de nuestras agitadas respiraciones, todos habían salido de la habitación para dejarnos hablar en paz.
—Es que si lo fue…—insistió ella mirándome a los ojos como si quisiera que me diera cuanta de algo obvio.
Por primera vez, notaba que había algo extraño en su forma de mirarme, como si yo fuera el centro de su universo…
¿Qué cosas piensas? En tus sueños, Adam —pensé regañándome a mí mismo.
—Ad, hay algo que debo decirte —dijo ella mordiéndose el labio inferior—, ¿Qué sabes de imprimación?
—Leyendas —dije—. Aunque ahora que lo dices, nada es ahora una leyenda. Así que supongo que eso también es real. ¿Me equivoco?
Ella negó con la cabeza. ¿Qué iba a decirme? ¿Qué Alan estaba imprimado de ella? O peor aún ¿Qué ella estaba imprimada de Alan? No, no era eso porque él no saldría corriendo a matarme por eso… ¿O sí? La verdad es que a estas alturas de mi hermano se podía esperar lo que fuera.
—¿De quién? —dije y ella entendió que me refería— ¿De quién estas imprimada Ema?
Tomó un gran respiro.
—De ti —dijo dándose la vuelta fingiendo estar de pronto muy interesada en un cuadro que colgaba de la pared.
Sentí como si mis pulmones hubieran dejado de funcionar, como si mi corazón fuera a estallar, a saltar de mi pecho. Y el aparato al que estaba conectado me lo confirmo.
—Tranquilo o harás que esto explote —dijo ella sentándose a los pies de mi cama.
Seguí sin contestar, simplemente paralizado por la noticia, sin mostrar ningún interés en que ella no lo notara.
—Ema… —comencé
—No, no digas nada. Primero debes de saber toda la historia antes de opinar. Yo te lo pensaba decir —veía la sinceridad en sus ojos—… Pero digamos que se presentó una complicación —dijo como si le costara trabajo decirlo—. Bien, pues la complicación es… que aparentemente tu hermano también esta imprimado.
—¿No veo la complicación? Mientras se mantenga alejado de ti —dije en un susurro, pero ella lo escuchó aunque no hizo comentario alguno.
—Pues verás, la persona de la que él esta imprimado es… Bueno… Soy yo —dijo casi escupiendo las últimas palabras, obligándolas a salir de su boca, como si fueran una gran grosería.
De nuevo me quedé sin aire, pero esta vez era de coraje, de furia hacia mi hermano ¿Qué acaso no le bastaba con tener a más de la mitad de las chicas de la escuela detrás de él? ¿Tenía también que robarme a Ema? ¿A la razón de mi existencia?
—¿Por eso me atacó? —logré pronunciar con una voz temblorosa.
—Sí —contestó si prestarle mucha atención a lo que decía, pues se estaba dirigiendo a la ventana.
—¿Ahora qué? —dije con fastidio
—Es Seth. Dice que debes ir a la Push ahora mismo. Son ordenes de Jake —dijo un chico de cabello cobrizo entrando a la habitación. Edward.
—¡Diablos! Adam, vengo en un momento —prometió ella saliendo de la habitación.
Ni siquiera me dio tiempo de despedirme.
—No te preocupes, ya volverá —dijo Edward también saliendo de la habitación.
Genial, estaba solo. Solo y sin respuestas.
Estaba siendo invadido por un sentimiento de euforia combinado con una furia. El primero por ser el impronto de Ema, el segundo porque mi hermano quisiera quitármela sin que yo no pudiera hacer nada para evitarlo.
Ema tenía más oportunidades de ser feliz con él que conmigo.
¿Para qué querría ella a un simple humano? Alguien que no había heredado los genes de licantropía, alguien que en unos años no le podría ni seguir el paso al caminar, alguien que seguiría envejeciendo hasta finalmente morir. Ese era yo.
Mi hermano, en cambio, sería joven todo el tiempo que él quisiera. Dudaba que él algún día fuera capaz de controlar su carácter o, si llegaba a hacerlo, no lo dejaría. No, no lo haría.
Porque desde que se había transformado no había hablado de otra cosa que no fuera lo genial que era ser lobo, de no ser otro más del montón, de ser alguien. Y así me había herido con cada una de sus palabras como solo alguien de la familiar es capaz de herir.
Estaba tan tenso que la herida comenzó a dolerme por primera vez desde que había despertado.
Genial, otro problema más a la lista.
Era una punzada aguda que me llenaba de dolor cada milímetro del largo de la enorme línea con puntos de sutura que me atravesaba el pecho.
—¿Se puede? —dijo Jasper en la puerta.
—Sí, claro —respondí intentando incorporarme sin éxito alguno.
—No lo hagas, solo te lastimaras más —dijo Carlisle también entrando a la habitación.
Y claro, ese dolor sobrepasaba mis límites. Podía compararse con sentir que te consumían desde dentro. Sí, debía ser algo parecido.
Me di por vencido y me deje caer a la cama. Carlisle se acercó y comenzó a presionar botones a una velocidad sobre humana en todos los aparatos a los que estaba conectado.
—Durara al menos otra hora —dijo volteando a ver a Jasper, que al hacer contacto visual asintió.
—¿Qué no durara? —pregunté nervioso cuando los dos posaron su mirada en mí.
—Tú —contestó Jasper sinceramente—. La herida fue profunda y aparte está infectada.
—Te carcomerá por dentro hasta la muerte —concluyó Carlisle con un tono bastante serio, como si le diera el pésame a la familia que acababa de perder a su hijo.
Y es que era lo que pasaría, yo moriría. No volvería a ir a la escuela, no vería más a mi familia, no olería la sal en la playa, no estaría con Ema. Nunca.
Por primera vez en mi vida deseé no haber tenido tanta razón en mis suposiciones. Estaba por quebrarme por dentro cuando Carlisle intervino.
—Hay una segunda opción.
—Lo que sea para estar bien —dije sin pensarlo.
—La otra opción sería transformarte —dijo Jasper con voz de funeral.
¿Yo? ¿Un vampiro? ¿Cómo ellos? ¿Relativamente normal en el mundo sobrenatural? Esa era una gran oferta. La verdad era que jamás me había planteado esa idea en mi cabeza, jamás me había puesto a pensar en ser un vampiro. Como es lógico yo había crecido con una única idea en la cabeza, sería un lobo y punto.
Yo solo esperaba que algún día, por algún milagro pudiera al fin transformarme, pero de repente ese futuro con un poco de esperanza se derrumbaba ante mí para abrir paso a uno nuevo.
Me veía a mí mismo, pero pálido y con mis ojos bañados de un color caramelo. Por fin un ser poderoso y capaz de lidiar con cualquier cosa…
Pero ¿Qué pensarían en mi familia? ¿Se sentirían traicionados o defraudados? ¿Los licántropos querrían matarme? Claro, eso sí podían alcanzarme.
Yo tendría velocidad y fuerza, mi piel seria dura y resistente como el mármol, sería casi indestructible. Y Ema… ella podría estar conmigo para siempre. Nada nos separaría jamás, los dos seriamos jóvenes para siempre, libres del paso de los años y de las enfermedades. Libres de sufrir ese juicio final: la muerte.
—Quiero hacerlo —dije con voz firme a los dos vampiros que seguían mirando atentamente mi expresión.
Definitivamente lo haría. Haría lo que fuera para tener una oportunidad de ganar el juego en contra de mi hermano, para poder estar con ella para siempre.
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¡Hola gente del planeta tierra!
Aquí comunicándose Blueberry (Susan) y una Cherry (Eli) adormecida :D
Bueno, ella está que se duerme y yo Blueberry muerta del cansancio...
Pero como yo adoro y re adoro a mis gemelitos (No como otra, JUM! Que se anda durmiendo) dije: Hoy sale AELDS! y deje lo que estaba haciendo (estudiando :S) para venir a corgarles capitulo... Esta bastante larguito y es uno de mis favoritos, así que espero que lo disfruten tanto como nosotras cuando lo escribimos... Y eso fue hace ya más de un añito, si hace poco Eli y yo cumplimos ¡2 años de habernos conocido! ¿Qué les parece? Y el resultado de nuestra naciente amistad en ese entonces fue esta historia... Es por eso y porque ADAM KIRLKAND me parte el C**** (censurado^^) que esta historia guarda la mar de sentimentalismo para mi y la AMO CON TODA MI ALMA.
Bueno, ya dejo de decir babosadas, y pues ¡COMENTEN QUE ES GRATIS! :D
Un Besoooooo...
TEAM A&A
P.D: Adoro a Adam pero lo engaño secretamente con Alan...