Seguidores

martes, 7 de agosto de 2012

Capítulo 7 - "Quizás... se me fue de las manos"



Narra Alan
Cierto espectáculo había quedado marcado en cada parte de mi cuerpo. Tantas cosas y muy poco tiempo para analizar con calma.
Ahora me encontraba corriendo por la densidad del bosque acompañado de la soledad, solo mis pensamientos y yo.
 Estaba decidido a matarlo y lo hubiera hecho de no ser porque esos estúpidos chupasangres de los Cullen se me habían adelantado.
Recuerdo la sensación. Cuando ella menciono su nombre, mi dolor había alcanzado niveles inimaginables y todos los demás sentimientos, entre ellos la furia, se habían intensificado. Ella le pertenecía a él y no a mí, pero no por eso se la dejaría tan fácil. Iba a seguir luchando por ella aunque las posibilidades de tenerla estuvieran reducidas a casi nada.
Alan quiero que regreses ahora mismo a la Push. No intentes saltarte las cosas malas de tu mundo, asume las consecuencias, te quiero aquí en este instante  —la voz de Jake sonó en mi cabeza, y la última frase con tono Alfa así que no pude darme el lujo de desobedecerle. Ese tono pesaba mucho en mí como para ignorarlo.
Tomé el camino de regreso corriendo lo más rápido que daban mis patas. Me iba preparando para todo de camino a la Push, un hermano muerto o en un estado crítico, personas odiándome, Jake enfurecido, mi madre sin todavía creer lo sucedido, mi padre decepcionado. Pero sobre todo: Ema odiándome y guardándome rencor.
Porque por encima de todo ella le amaba, así como yo hacía con ella.
Después de unas cuantas horas de camino por fin estaba cerca de la Push. Iba tan ensimismado que cuando un enorme enorme porque, era más grande que yo lobo marrón rojizo apareció delante de mí me detuve en seco resbalando con las hojas secas que yacían en el suelo.
Cambia de fase ahora mismo me ordenó. Al decir eso con tal tono de voz, no me costó mucho volver a mi forma humana.
Él me imitó. Ya no éramos dos criaturas sobre naturales, éramos dos hombres frente a frente poniéndose las ropas que antes traían amarradas a la pata.
Nos mirábamos directamente, se podía notar el enojo que intentaba controlar.
¿Cuál es nuestra función al ser licántropos? preguntó detenidamente.
Me quede callado un minuto, ya sabía por dónde iba la cosa, pero no tenía intensión de responderle.
 Nosotros cuidamos a las personas y más si son de la Push. De no ser por los Cullen, lo matas prosiguió dejando al flote toda la furia que le embargaba—. Él es tu hermano ¿Qué te ha hecho ese chico para que lo quieras mandar a la otra vida?
 Él tiene algo que yo nunca voy a poder tener respondí con una voz agria. Él tenía a Ema, parte de ella era de él. Eso hacía que saliera el animal desquiciado que llevaba conmigo.
Por Dios, tú lo tienes todo. Recibiste los genes mientras que él es un humano, disfrutas de andar con todos los chicos porque a ti no te excluyen del círculo social. Dime de una vez ¿Qué tiene él que tú no tengas? Hazlo o no seguiré intentando calmar las ganas que tengo de arrancarte la cabeza, perro inútil —me gritó.
¡La tiene a ella! le grité furioso ¿Bien? Él la tiene a ella y yo no, él me la arrebató. Él me ha quitado lo más preciado en el mundo entero… mi voz se fue apagando, me costaba admitir todo aquello.
¿Quién es ella? preguntó Jacob intentando relajar la atmosfera tensa que se vivía en ese momento.
 Ema, es Ema siempre ella. Está en mis pensamientos cada segundo, en cada respiración, en cada palpitar de mi corazón ella está ahí. Es algo que no controlo, y ahora ella simplemente me odia.
Entonces… Estás imprimado de Ema,  pero ella está saliendo con Adam.  Tú la quieres y ella quiere a otro. Eso me suena conocido… suspiró mientras yo caminaba de un lado a otro tratando de relajarme Pero Alan ¿es que no lo entiendes? Tú tienes las de ganar, de nuevo. Tú te imprimaste de ella, y por mucho que Ema quiera a Adam, la imprimación es algo mucho más fuerte que cualquier lazo que ellos puedan tener. 
Sí, claro. La imprimación es un lazo sumamente fuerte, lo he notado con ustedes, pero es eso justamente lo que me preocupa: lo fuerte que puede llegar a ser…
Ok, creo que ya me perdí.
Ema está imprimada de Adam. Es por eso que no quiere nada conmigo, es por eso que me enoje con él.
¿Tú de ella y ella de él? Qué extraño, nunca ha pasado según las historias.
Bueno ya sabes lo que dicen, siempre hay una primera vez… Y justamente me tuvo que tocar a mí ser el afortunado…dije sarcástico.
Mmm… creo que no sé cómo ayudarte esta vez, Alan. Pero creo que deberías ir a ver a tus padres y a tu hermano.
No me pienso disculpar, si eso piensas. Él se lo merece- dije con unos temblores recorriéndome el cuerpo.
Pues, deberías dijo sermoneándome No solo con él, también con tus padres y con Ema.
Por lo único que me disculpare es por no haberlo matado de una buena vez contesté.
¡Dios! ¡No se puede razonar contigo, estás más hueco que Rosalie! dijo y dando media vuelta desapareció en la espesura del bosque.
Bueno, quizás estuviera actuando como un cabeza hueca, pero no me disculparía con Adam por algo que él provocó. Con la que si tenía que hablar era con Ema, lo cual sería difícil ya que ella seguramente me odiaba y no quería saber nada de mí. 


------
Hey there!
Aquí Blueberry porque Cherry está haciendo tarea de física.
Gracias por sus comentarios pasados  Samantha, Kyrha, A.S y Sofía. 
Espero que les guste este nuevo capi.

Team A&A

¡Besos!

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo 6- Por ti

Narra Adam
En ese momento les dije que quería ser como ellos. Aunque para ser sinceros no me quedaba otra opción, moriría en una hora en caso contrario. Mi principal razón era que haría lo que fuese por estar junto a ella por el resto de nuestra existencia. Es ella, sólo ella. Mi Ema.
Por el otro lado, veía venir  el comienzo de una gran lucha.  Yo no le iba a dejar esto tan fácil a mi hermano, de una forma u otra él tenía que hacerse responsable de sus actos. Ya era tiempo que dejara de comportarse como un niño.
—De verdad ¿Es eso lo que quieres?— me preguntó Carlisle como por séptima vez.
—Sí—repetí con el mismo tono confiado.
—Ten presente que tienes que dejar todo lo que tienes hasta ahora, tienes que empezar de nuevo desde ceros—insistió Carlisle.
—Hay una sola cosa que no quiero dejar—les aseguré. Ella ahora era parte de mí, una parte esencial que me negaría a dejar a menos que estuviera muerto. Aunque claro, esta última opción se vería ahora muy lejos. —Lo otro: lo superaré.
— ¿Y tú hermano? ¿Qué hay de él? Los vampiros somos enemigos naturales de los licántropos, esas relaciones tienen altibajos todo el tiempo—dijo Jasper empezando a hablar con un tono distante—Te puedes arrepentir de arruinar tu relación con él.
— ¿Llamas a esto relación? ¿Llamas a eso hermano? Me atacó—puntualicé—Me quiso muerto y, aceptémoslo de una vez, él me odia—respondí un poco enojado—Además no me quiero morir, no me iré y le dejaré el camino libre.
Jasper, que sentía mi estado de ánimo, me miró confuso.

—De acuerdo, nos queda como media hora aun—habló Carlisle con voz calmada intentando transmitirme su serenidad— ¿Jasper, lo harás tú?
—Sí, sólo dame un instante para hablar unas cosas con él.
Carlisle dejó la habitación; ahora estaba sólo con Jasper. No entendía porque tanto enredo, si me iba a transformar, entre más rápido mejor ¿no?
—El porcentaje de que una persona se convierta en vampiro porque quiere es bajo, por no decir nulo—comenzó Jasper—La mayoría terminan en esto porque no tienen opción como tú y yo. Incluso Bella no tuvo opción—me quedé extrañado cuando mencionó aquello, ya que, según las historias que corrían por la Push, ella lo había querido así.—El primer año de los vampiros neófitos es un poco desastroso, sólo quieren sangre, sangre y más sangre. También sabemos que es lo común, pero no es la ley. Bella no tuvo esa etapa. Nos sorprendió porque demostró que es posible que un neófito se comporte—Jasper hablaba como si estuviera solo en aquella habitación, con la mirada perdida y utilizando un tono bajo y ausente. —Desde un principio tienes que consumir sangre de animales mientras estés en el pueblo, después podrás tomar tus decisiones: irte a donde quieras, ser un nómada o quedarte aquí con nuestra familia si te apetece.
— ¿Si lastimo a un ser querido?—pregunté nervioso, ya que no podía soportar la idea de hacerle daño a mi madre, a mi padre… A Ema.
—Ahí era a donde quería llegar—dijo con voz firme—No te dejaré.
— ¿Por qué haces esto por mí, Jasper?—no podía contener más esa pregunta en mi cabeza, tarde o temprano iba a terminar haciéndosela.
—Después te lo contaré, ahora no queda mucho tiempo—al decir eso se acercó a mí invadiendo por completo mi espacio personal, por lo que me puso los nervios de punta y esto, a su vez, se sumó al miedo incontrolable que ya me invadía.
Alguien abrió la puerta. Era Carlisle con una jeringa metálica en una mano y después de él entró Bella.
— ¡Espera, Jasper, la morfina! Eso ayudará a que no sufra demasiado—comentó el doctor ofreciéndole Jasper la jeringa.
—Mmm… Carlisle—murmuró Bella mientras sostenía al médico por el hombro y detenía su avance—La morfina no ayudará en nada.
—A ti te ayudó—respondió confuso.
—Bueno, la verdad, no ayudó en nada. La morfina sólo hizo que el proceso fuera muy estresante, ya que sientes como si estuvieras muriendo. No sirve, sólo te bloquea los sentidos hasta cierto punto—confesó la vampira un poco avergonzada.
En ese instante, sin previo aviso, sentí unos filosos colmillos desgarrándome la piel de la muñeca. Sentí como succionaba mi sangre para después ver con la dificultad que una mancha rubia se apartaba de mí. Estaba presionando sus colmillos en sus manos, Jasper estaba intentando controlarse.
La impresión fue suplantada por una llama ardiente que se empezaba a extender por mi mano, iba descendiendo lentamente por mis venas y músculos.
Grité del dolor. No encontraba otra forma de desahogarme, sentía que me quemaba vivo, como si encendieran candela y la fueran pasando por mi brazo. Ese sentimiento fue subiendo hasta llegar a mi hombro y cuello. Cada parte de mi ardía. Todo era dolor, confusión y una lucha interna por controlarme para no soltar esos desgarradores gritos que me desgarrarían la garganta.
Quería que me mataran en ese momento. Nunca había ansiado tanto la muerte. Estaba en un infierno y quería que me sacaran, vivo o muerto, la verdad ya no importaba.
La candela comenzó a extenderse por mis piernas y abdomen. Sentía una fuerte necesidad de gritar, de morir, de que todo aquello terminara. Pasaron lo que para mí fueron siglos. Me pregunta cuando iba a acabar, pero no había notificaciones de que el ardor descendiera ni por un instante su intensidad.
Aguantaba esto por ella. Mi centro del universo, la razón para sufrir esto era que no perderla. Si no fuera por ella, habría dicho no. Le hubiera exigido a Jasper que me matara.
Ema.  Por ese futuro prometedor con ella era que me aferraba al borde de esta oscuridad y fuego. Ella era la otra parte de mí, la que me mantenía vivo. Mi corazón había quedado marcado con su nombre, olor, tacto y belleza volviéndome inmune a todo lo que antes había querido.
El fuego que me quemaba por dentro y me hacía su prisionero. No se detenía, sólo se aceleraba. Me torturaba, perecía que quería verme muerto.  Quería que me diera por vencido, pero la presencia de mi amor en mi mente me mantenía pensando en la luz que vendría al final de este túnel de dolor.
Empecé a sentir como la quemazón desalojaba mis articulaciones, como si fuera una malla que estuvieran jalando para quitarla. Mi cuerpo agradeció tal hecho aunque la gratitud no duró por mucho tiempo.
El ardor dejó una parte de mí, pero se intensificó en mi corazón, dejándolo al rojo vivo. Fue más fuerte cada vez. Latía a una velocidad sobrehumana, pero claro para este momento yo ya debería de estar a más de la mitad del camino para dejar de ser un humano.
—¡AHHH! ¡ME QUIERO MORIR!— logré soltar el chillido que había contenido en tanto tiempo. Estaba sufriendo, sufriendo de verdad.
Y, de repente, todo se detuvo incluyendo mi desenfrenado corazón.
Listo: había muerto. Qué patético, tan estúpido y masoquista. Había sufrido en vano, había aguantado tanto para morir en la recta final...
Sin embargo, me di cuenta de algo que quizá lo definiría todo: estaba consciente. Y definitivamente uno no es consciente cuando muere ¿verdad?
Abrí los ojos de golpe y pude ver mí alrededor con mucha claridad. Mis ojos se fueron acostumbrando a la luz y un color nuevo se agregó a la gama de colores perceptibles a mis ojos.
No estaba muerto. Esto era un inicio, no un final. Era el inicio de algo nuevo…  

***
¡Hoooola, mundo! :D ¿Qué tal? ¿De vacaciones? Bueno, aquí publicando porque ya hacía rato que Adam se quedó moribundo ;P 
¡Un saludo a todos! 
*Team A&A* 

"Los comentarios nos hacen felices" 
-Adam&Alan

martes, 15 de mayo de 2012

Capítulo 5 - "Sucesos"


Narra Adam
El contacto de dos manos heladas fue lo primero de lo que me percaté cuando volví a estar consciente. Eran más de dos manos. Unos dedos presionaban arriba de mi muñeca y una mano me sujetaba el cuello. Pude escuchar unas voces, mientras que la mano que estaba en mi cuello se centraba en mi pecho.
Al empezar, las voces eran un simple sonido de fondo, poco a poco se abrieron paso hasta alzarse con claridad, como si alguien hubiera subido el volumen al radio.
Carlisle, lleva así dos días ¿Está bien?
¿Jasper? Si, era Jasper y estaba preocupado... ¿Por mí?
Está bien, no tardará en recuperar la conciencia – respondió el interpelado con calma.
Pero... ¿La herida está sanando? insistió él.
Está infectada dijo Carlisle cambiando su voz calmado a una mezcla de pena y preocupación—. No puedo hacer nada hasta que se despierte, cuando lo haga lo examinare por completo. Es una herida muy grande, las garras de los lobos son fuertes e infecciosas porque corren por todo el bosque recogiendo miles de bacterias. No sé si el chico se salve de esta.
Ya es hora de decirle a la señora Kirkland lo que hizo el animal que tiene por hijo habló un voz femenina, no se escuchaba tan clara—, No podemos seguirle mintiendo Era Rosalie.
¿Tú quieres que le digamos la verdad? Ok. Bueno señora le venimos a decir que la verdad es que su hijo está en nuestra casa con una enorme herida en el pecho, está infectada y quien se la hizo fue su hermano gemelo en una rabieta dijo Emmett sarcásticamente —, Claro. Le podemos decir eso. Si la queremos matar antes de tiempo.
Por primera vez Emmett tiene razón Carlisle hablaba pausadamente—, Mejor esperemos a que este consciente y que él decida qué hacer. Recuerden que también hay que esperar a Jacob.
Era tan extraño. Alan me había atacado y yo que era su hermano. Ni el hecho de que éramos exactamente iguales y que estamos unidos por lazos de sangre lo detuvo de sus repentinas ganas de matarme.
¿Es que no queda nada de humanidad en él?
Y Ema, ella había estado ahí, había presenciado toda esa escena. ¿Dónde estaba ella ahora? Dejé mi propia preocupación de lado por un momento y comencé a evaluar la situación.
Los Cullen, esos vampiros de mala fama en la Push, me estaban ayudando. Especialmente ese chico que daba miedo, Jasper. Me había defendido y ahora estaba ¿preocupado?
A veces los segundos, minutos, horas y días no son lo suficientes para asimilar absolutamente todo lo que pasa a tu alrededor. De repente estas en el mundo que conoces y te sabes de memoria y solo basta una milésima de segundo para que todo cambie.
Adam despertará en diecisiete segundos, apuesto a que los ha estado escuchando desde hace un rato Alice estaba hablando emocionada—. Me alegra que él no sea lobo, le puedo ver el futuro con bastante facilidad.
¿Adam?
La voz que tanto quería escuchar salió de la nada. Y eso me impulso a poder abrir los ojos de golpe.
La vi. Vi su perfecto rostro de ángel traído desde el cielo solo para hacer mi vida más feliz, o si no, por lo menos más llevadera. En ella se reflejaba que el mar de desesperación que se debatía en su interior. Había llorado, eso estaba claro hasta para mí que no tenía “súper vista”.
Ema…
No esperó a que terminara. Se acercó y me abrazo hundiendo su rostro en mi pelo teniendo el suficiente cuidado de no lastimarme.
Adam… Yo… Lo siento. Fue mi culpa, debí haberlo detenido empezó a hablar con mucha rapidez y tuve que poner mucha atención para no perderme de nada- Estaba ahí con él y debí suponer lo que haría yo… Yo…
Em, tranquiladije con un hilo de voz apenas audible—… No fue tu culpa…
Noté que había mucho silencio, además de nuestras agitadas respiraciones, todos habían salido de la habitación para dejarnos hablar en paz.
Es que si lo fue…insistió ella mirándome a los ojos como si quisiera que me diera cuanta de algo obvio.
Por primera vez, notaba que había algo extraño en su forma de mirarme, como si yo fuera el centro de su universo…
¿Qué cosas piensas? En tus sueños, Adam pensé regañándome a mí mismo.
Ad, hay algo que debo decirte dijo ella mordiéndose el labio inferior—, ¿Qué sabes de imprimación?
Leyendas dije—. Aunque ahora que lo dices, nada es ahora una leyenda. Así que supongo que eso también es real. ¿Me equivoco?
Ella negó con la cabeza. ¿Qué iba a decirme? ¿Qué Alan estaba imprimado de ella? O peor aún ¿Qué ella estaba imprimada de Alan? No, no era eso porque él no saldría corriendo a matarme por eso… ¿O sí? La verdad es que a estas alturas de mi hermano se podía esperar lo que fuera.
¿De quién? dije y ella entendió que me refería ¿De quién estas imprimada Ema?
Tomó un gran respiro.
De ti dijo dándose la vuelta fingiendo estar de pronto muy interesada en un cuadro que colgaba de la pared.
Sentí como si mis pulmones hubieran dejado de funcionar, como si mi corazón fuera a estallar, a saltar de mi pecho. Y el aparato al que estaba conectado me lo confirmo.
Tranquilo o harás que esto explote dijo ella sentándose a los pies de mi cama.
Seguí sin contestar, simplemente paralizado por la noticia, sin mostrar ningún interés en que ella no lo notara.
Ema… comencé
No, no digas nada. Primero debes de saber toda la historia antes de opinar. Yo te lo pensaba decir veía la sinceridad en sus ojos—… Pero digamos que se presentó una complicación dijo como si le costara trabajo decirlo—. Bien, pues la complicación es… que aparentemente tu hermano también esta imprimado.
¿No veo la complicación? Mientras se mantenga alejado de ti dije en un susurro, pero ella lo escuchó aunque no hizo comentario alguno.
Pues verás, la persona de la que él esta imprimado es… Bueno… Soy yo dijo casi escupiendo las últimas palabras, obligándolas a salir de su boca, como si fueran una gran grosería.
De nuevo me quedé sin aire, pero esta vez era de coraje, de furia hacia mi hermano ¿Qué acaso no le bastaba con tener a más de la mitad de las chicas de la escuela detrás de él? ¿Tenía también que robarme a Ema? ¿A la razón de mi existencia?
¿Por eso me atacó? logré pronunciar con una voz temblorosa.
contestó si prestarle mucha atención a lo que decía, pues se estaba dirigiendo a la ventana.
¿Ahora qué? dije con fastidio
Es Seth. Dice que debes ir a la Push ahora mismo. Son ordenes de Jake dijo un chico de cabello cobrizo entrando a la habitación. Edward.
¡Diablos! Adam, vengo en un momento prometió ella saliendo de la habitación.
Ni siquiera me dio tiempo de despedirme.
No te preocupes, ya volverá dijo Edward también saliendo de la habitación.
Genial, estaba solo. Solo y sin respuestas.
Estaba siendo invadido por un sentimiento de euforia combinado con una furia. El primero por ser el impronto de Ema, el segundo porque mi hermano quisiera quitármela sin que yo no pudiera hacer nada para evitarlo.
Ema tenía más oportunidades de ser feliz con él que conmigo.
¿Para qué querría ella a un simple humano? Alguien que no había heredado los genes de licantropía, alguien que en unos años no le podría ni seguir el paso al caminar, alguien que seguiría envejeciendo hasta finalmente morir. Ese era yo.
Mi hermano, en cambio, sería joven todo el tiempo que él quisiera. Dudaba que él algún día fuera capaz de controlar su carácter o, si llegaba a hacerlo, no lo dejaría. No, no lo haría.
Porque desde que se había transformado no había hablado de otra cosa que no fuera lo genial que era ser lobo, de no ser otro más del montón, de ser alguien. Y así me había herido con cada una de sus palabras como solo alguien de la familiar es capaz de herir.
Estaba tan tenso que la herida comenzó a dolerme por primera vez desde que había despertado.
Genial, otro problema más a la lista.
Era una punzada aguda que me llenaba de dolor cada milímetro del largo de la enorme línea con puntos de sutura que me atravesaba el pecho.
¿Se puede? dijo Jasper en la puerta.
Sí, claro respondí intentando incorporarme sin éxito alguno.
No lo hagas, solo te lastimaras más dijo Carlisle también entrando a la habitación.
Y claro, ese dolor sobrepasaba mis límites. Podía compararse con sentir que te consumían desde dentro. Sí, debía ser algo parecido.
Me di por vencido y me deje caer a la cama. Carlisle se acercó y comenzó a presionar botones a una velocidad sobre humana en todos los aparatos a los que estaba conectado.
Durara al menos otra hora dijo volteando a ver a Jasper, que al hacer contacto visual asintió.
¿Qué no durara? pregunté nervioso cuando los dos posaron su mirada en mí.
contestó Jasper sinceramente—. La herida fue profunda y aparte está infectada.
Te carcomerá por dentro hasta la muerte concluyó Carlisle con un tono bastante serio, como si le diera el pésame a la familia que acababa de perder a su hijo.
Y es que era lo que pasaría, yo moriría. No volvería a ir a la escuela, no vería más a mi familia, no olería la sal en la playa, no estaría con Ema. Nunca.
Por primera vez en mi vida deseé no haber tenido tanta razón en mis suposiciones. Estaba por quebrarme por dentro cuando Carlisle intervino.
Hay una segunda opción.
Lo que sea para estar bien dije sin pensarlo.
La otra opción sería transformarte dijo Jasper con voz de funeral.
¿Yo? ¿Un vampiro? ¿Cómo ellos? ¿Relativamente normal en el mundo sobrenatural? Esa era una gran oferta. La verdad era que jamás me había planteado esa idea en mi cabeza, jamás me había puesto a pensar en ser un vampiro. Como es lógico yo había crecido con una única idea en la cabeza, sería un lobo y punto.
Yo solo esperaba que algún día, por algún milagro pudiera al fin transformarme, pero de repente ese futuro con un poco de esperanza se derrumbaba ante mí para abrir paso a uno nuevo.
Me veía a mí mismo, pero pálido y con mis ojos bañados de un color caramelo. Por fin un ser poderoso y capaz de lidiar con cualquier cosa…
Pero ¿Qué pensarían en mi familia? ¿Se sentirían traicionados o defraudados? ¿Los licántropos querrían matarme? Claro, eso sí podían alcanzarme.
Yo tendría velocidad y fuerza, mi piel seria dura y resistente como el mármol, sería casi indestructible. Y Ema… ella podría estar conmigo para siempre. Nada nos separaría jamás, los dos seriamos jóvenes para siempre, libres del paso de los años y de las enfermedades. Libres de sufrir ese juicio final: la muerte.
Quiero hacerlo dije con voz firme a los dos vampiros que seguían mirando atentamente mi expresión.
Definitivamente lo haría. Haría lo que fuera para tener una oportunidad de ganar el juego en contra de mi hermano, para poder estar con ella para siempre.
----------------
¡Hola gente del planeta tierra!
Aquí comunicándose Blueberry (Susan) y una Cherry (Eli) adormecida :D
Bueno, ella está que se duerme y yo Blueberry muerta del cansancio...
Pero como yo adoro y re adoro a mis gemelitos (No como otra, JUM! Que se anda durmiendo) dije: Hoy sale AELDS! y deje lo que estaba haciendo (estudiando :S) para venir a corgarles capitulo... Esta bastante larguito y es uno de mis favoritos, así que espero que lo disfruten tanto como nosotras cuando lo escribimos... Y eso fue hace ya más de un añito, si hace poco Eli y yo cumplimos ¡2 años de habernos conocido! ¿Qué les parece? Y el resultado de nuestra naciente amistad en ese entonces fue esta historia... Es por eso y porque ADAM KIRLKAND me parte el C**** (censurado^^) que esta historia guarda la mar de sentimentalismo para mi y la AMO CON TODA MI ALMA.
Bueno, ya dejo de decir babosadas, y pues ¡COMENTEN QUE ES GRATIS! :D
Un Besoooooo...
TEAM A&A
P.D: Adoro a Adam pero lo engaño secretamente con Alan...

viernes, 20 de abril de 2012

Capítulo 4 - "¿Enemigos? No, hermanos"


Narra Adam
Ya Ema se había ido con Alan quien por cierto estaba muy extraño e insoportable desde que Em había regresado a la tal reunión esa.
Yo, por otro lado, tenía que ir al pueblo a comprar unas cosas que me había encargado mamá en la mañana. Conduje hasta Forks tomándome mi tiempo, ni siquiera logré rebasar los cien kilómetros por hora.
Aprecié el paisaje por la ventanilla. Todo estaba tan tranquilo ahora que ya no había por ahí vampiros sádicos que querían acabar con los Cullen y tampoco lobos rebeldes corriendo en los alrededores. Las criaturas sobrenaturales que vivían cerca habían recuperado su anonimato. Forks volvía a ser aburrido, lluvioso y monótono como antes.
Llegué a la tienda y me estacione en uno de tantos lugares vacíos. Bajé del coche y me dirigí hasta la entrada con pesadez. Después de recorrer unos cuantos pasillos y coger algunas cosas, avancé hasta la caja registradora donde estaba una chica morena que no paraba de mirarme y pague la cuenta. 
Cargue las bolsas en un solo brazo mientras que con el otro sujetaba las llaves, dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible. Apenas había cruzado la mitad del estacionamiento cuando me encontré a tres integrantes de la muy mencionada familia Cullen.
Pero miren quien está aquí, el nuevo perro. Yo pensé que tu estúpido amo no te dejaba salir dijo la rubia con malicia. Si no me equivocaba era Rosalie.
No, él no es. No huele mal dijo el que estaba a su lado. Tenía una cara de malo. Él era Jasper definitivamente.
Me sabía sus nombres. Todos se sabían sus nombres aunque jamás hicieran uso de ellos, en la Push preferían referirse a ellos con sobrenombres como chupasangres, sanguijuela, etc.
Ah, ya. Él es el chico que no recibió los genes. Claro, uno de los gemelos dijo la más baja de los tres. Alice.
¿Pueden dejar de hablar de mi? ¡Sigo aquí! dije un poco molesto.
Disculpa, es que tu clon me cae malísimo. Bueno, aunque no paso a ninguno de los perros de esas manadas. Empezando por el Dog mayor: Jacob dijo la rubia pasándose la mano por el cabello.
¡Rosalie! la regaño Alice.
¿Conocen a Alan? pregunte confundido.
Sí, Edward estaba ayudando a Jake con el problema de ustedes dos. Carlisle nos contó y nos presentó a tu hermano aseguró Alice.
No pude más que asentir fingiendo que no tenía interés en el tema.
¿Y cómo están los chicos? preguntó siendo amable.
Mmm... Este… Bien, supongo conteste inseguro, Apenas y les veo, eso de vivir en la Push y no ser lobo influye en las relaciones sociales. Es duro para mí. Más tomando en cuenta que tengo un hermano que me lo recuerda a cada rato.
Ah, lo siento de nuevo dijo Alice. Carlisle buscó a ver si había una explicación a eso que les pasa, pero no tuvo mucha suerte. Supongo que oler mal no está en tus genes- añadió intentado hacerme sentir mejor.
Esto era raro, me sentía raro. Nunca había hablado con los Cullen directamente. Eran muy agradables excepto el rubio que daba miedo, En la reserva todos eran tan pesados con ellos, ahora no podía entender por qué.
—“¡Qué estúpido, Adam!” casi pude escuchar la voz de Alan, casi.
Ellos eran sus enemigos por naturaleza. Eran vampiros.
¿Y tu hermano? preguntó Alice.
Y aquí vamos de nuevo: Alan, Alan, Alan.
No sé, ni me importa. Aunque me imagino que debe estar con la “manada” dije haciendo las comillas en el aire.
Oh, ya veo. No se llevan bien  se le salieron las palabras de la boca, Discúlpame, soy una entrometida.
Tranquila, todos se dan cuenta y yo solo verifico. Además últimamente no se lo cuento a nadie le podía contar a Ema, ella siempre se daba cuenta de todo. Pero cuando estaba con ella el tiempo era muy valioso como para desperdiciarlo con mis problemas. Mmm… ¿qué si nos llevamos bien? ¿Qué creen ustedes? Es un bruto, arrogante e infantil dije sin arrepentirme.
Oye, tú me caes mejor dijo Rosalie riéndose con Jasper y Alice.



Me les uní, pero un momento después algo interrumpió nuestras risas en seco.

¡Cuidado! gritó Jasper quitándome cuando algo se me venía encima muy rápidamente. Ni siquiera había alcanzado a tocarme, aunque terminé barriendo el suelo.
Levanté la vista y pude visualizar a  un gigante lobo negro frente a mí, era tan grande que me cubría por completo a la vista de los demás. Jasper saltó y se colocó delante de mí, mientras que Rosalie y Alice se posicionaban a mis costados. Estaban protegiéndome.
¿Qué pasa? murmuré extrañado al tiempo que me levantaba del suelo. Sólo es Alan aseguré acercándome al distinguir las terminaciones azul eléctrico del pelaje del animal 
No lo hagas, está furioso puedo sentirlo me indicó Jasper.

Pero…

Vamos al bosque dijo Jasper. Hay gente por aquí, lo pueden ver.
No, no vallas Alice me estaba agarrando mientras las palabras salían a borbotones de su boca—. Te he visto desaparecer. Te puede matar Alice se notaba demasiado insistente y eso provocó que  el miedo se apoderará de mi al instante.
Ya arreglo esto susurró Jasper entrando al bosque haciendo al lobo retroceder. Les seguí en silencio con Alice todavía prendida a mi chaqueta y Rosalie cubriéndome el lado derecho.
Alan estaba completamente loco. Ya otras veces se me había lanzado encima de esa manera ¿Qué le pasaba? ¿Por qué quería matarme esta vez? Y lo más extraño de todo: ¿Por qué los Cullen se lo estaban impidiendo?
Cuando nos adentramos en el bosque me di cuenta de que no había un solo lobo, eran dos. El otro era de un color beige y no era tan alto.
El miedo que sentía fue reemplazado por la calma y tranquilidad: Jasper.
Todo se sumió en un silencio algo extraño, ya que no podíamos comunicarnos. La tensión era tan densa que podía sentirse en el aire.
El lobo pequeño me miraba todo el tiempo, parecía tan alterado como Alan, pero de una forma diferente. Después de estudiarlo por otro segundo descubrí que estaba igual de aterrado que yo.
Solo les recuerdo que no podemos leerles el pensamiento... dijo Rosalie cansada de esperar a que algo pasara.
Silencio de nuevo. En los ojos de Alan podía ver enojo, rabia y... ¿Decepción? El lobo pequeño se acercó y  los Cullen se tensaron en posición de ataque. Al lobito no le importó. Ni siquiera se inmutó al ver a Jasper gruñirle, solo mordió a Alan levemente para empezarlo a jalar hacia atrás.
—“Intenta hacerlo retroceder” pensé
En uno de sus esfuerzos, hicimos contacto visual. Era Ema. Tenía que ser ella, con solo ver sus ojos podía saberlo con seguridad. Solo ella tenía esos ojos profundos y hermosos.
Aun así pregunté:
 ¿Ema?
Eso fue la gota que derramó el vaso para mi hermano, quién me derribo al suelo dejando caer todo su peso sobre mi pecho, dejándome sin aire en un instante. Los Cullen entraron en acción un segundo después y me lo quitaron de encima sin problema.
Sin embargo, en ese mísero segundo, Alan había logrado encajarme las garras en lo profundo de mi pecho, donde ahora yacía una herida abierta de lado a lado.
Me quejé de dolor.
__________________________________________________________________________

Hey mundo, lectores viejitos y nuevitos! Bueno, aquí estamos de nuevo con otro capítulo y esperamos que les guste y así! Jajajaja Somos malas, juntamos dos para que quedara más intrigoso!!

Un beso, cuidense y que pasen buen fin de semana.

Atte.
Team A&A

sábado, 11 de febrero de 2012

Capítulo 3 - "Imprimaciones"


Narra Alan
—¿Dónde se han metido? —exclamé exasperado—. Ya deberían estar aquí, bueno, ella debería estar aquí.
—Seguro por ahí en un lugar a solas —comentó Seth bromeando y automáticamente le dedique una mirada de pistola, solo para que supiera que no me había hecho gracia el chistecito.
—Hombre, cálmate. No han de tardar fueron a la playa no a México —dijo sentándose plácidamente en mi cama.
Estábamos esperando a que Ema llegara para dirigirnos a su “reunión de iniciación”. Adam la había invitado a salir desde hacía ya tres horas y no habían vuelto. Mire hacia la ventana de nuevo y los vi, venían jugueteando y con toda la calma del mundo.
Entrecerré los ojos. Corrí por el pasillo para bajar las escaleras de un gran salto, y así, poder abrir la puerta antes de que ellos llegaran al rellano.
—Vamos tarde —dije echándome a caminar mientras cogía a Ema por el brazo.
—Espera, espera —dijo ella zafándose—. Aún ni siquiera oscurece.
—Es lo que llevo diciéndole desde hace una hora —contestó Seth saliendo de la casa.
Ella regresó a donde mi hermano y juntos entraron a la casa.  Eso me hizo querer golpear muy fuerte a Adam, pero respiré profundo y los seguí a regañadientes.
Cuando entré estaban los tres sentados en el sofá y habían encendido la televisión.
Esperé a que pasara otra hora pacientemente, sin duda de las horas más largas de mi vida, pero lo logré sin decir una palabra. A pesar de que Adam parecía pegado a Ema por una especie de pegamento invisible.
—Listo, ahora si hay que irse —dije rompiendo el silencio que había creado en todo el rato ahí sentados.
—Sí, ahora sí —dijo Seth ya saliendo de la casa.
—Suerte —le susurró mi hermano a Ema.
—Adiós —respondió Ema ya a mí lado.
Salimos de la casa y nos pusimos a caminar por el bosque, Seth ya nos llevaba gran ventaja, así que pude darme la libertad de hablar con ella directamente.
—Bien, ¿qué hay entre tú y Adam? —pregunte sin molestarme en si sería muy entrometido.
—Somos amigos —respondió ella ruborizándose muy levemente.
Wow, sí que es hermosa. ¿Cómo no me di cuenta antes?
—¿Solo eso? —insistí.
—Sí —repitió ella y sonrió amargamente.
Caminamos el resto del camino en silencio. Cuando llegábamos, todos ya nos estaban esperando…
Narra Ema
Apenas y pise ese el terreno vació que habían elegido para sede de la reunión, Leah se abalanzó sobre mí.
—Oh, cuanto lo siento —dijo estrechándome fuertemente dejándome sin respiración.
—Sentirlo, ¿por qué? —pregunte confundida apartándome de una manera que espere no fuera muy agresiva.
—Pues por esto, ¿estás consciente de que a partir de ahora eres como un punto muerto? Genéticamente hablando, claro —explicó de manera que parecía querer darme una cachetada por no estar llorando y pataleando por aquel “terrible” hecho.
—Sí, pero ser madre nunca figuro en mi lista de prioridades Leah —dije con sinceridad.
Los chicos suspiraron en coro.  Supongo que pensaban: “Una menos con quien lidiar” Reí ante su inminente alivio.
Leah extrañada de mi forma de pensar regreso a su lugar, a un lado de Jake.
—Está considerando esa cachetada después de todo… —intenté adivinar.
Todos quedaron entonces divididos en dos grupos: Sam, Paul, Jared, Colin, Brandi y otros chicos a los que no conocía del lado izquierdo;  Jake, Embry, Quil, Leah, Seth y Alan en el derecho.
—Esto es simple. Solo tienes que elegir a que manada quieres pertenecer —dijo Sam con una voz profunda.
Sentía como me hacía chiquitita ante todas esas miradas posadas en mí. Evalué mis opciones durante un segundo, aunque no había mucho que pensar, de un lado estaban todos aquellos con los que había crecido. Del otro, aunque conocía a Jared, Paul y Sam, la mayoría eran desconocidos para mí.
—Supongo que me voy con Jake —contesté bajando la mirada.
—Bien, entonces serás de su manada.
Manada… era extraño. A mí me parecía más bien una familia. Me acerque con ellos, me recibieron con los brazos abiertos así que aproveché para saludar a los que aún no había saludado. Cuando termine, sentí como unas manos me rodeaban por atrás, era Alan.
—Bien, ya verás que no te arrepentirás de tu decisión -me dijo en un tono demasiado alegre que me pareció extraño por una milésima de segundo, ya que después solo era consciente de sus brazos rodeando mi cintura.
—Ajam… —conteste, era raro que Alan me tratara así.
—Ven —dijo jalándome hacia el bosque de nuevo.
—¿Pero no debemos…? —objeté volteando a ver la pequeña “reunión familiar”.
—No, ya se van todos. Ahora solo Sam y Jake hablaran de cosas sin importancia que quieren hacer ver importantes —dijo jalándome con insistencia de la mano.
—Bien —dije cediendo.
Caminamos un rato hasta adentrarnos bien en el bosque, no tenía ni la menor idea de a dónde íbamos.
Antes conocía esos bosques como la palma de mi mano, pero aparentemente había perdido la práctica. Por fin, después de un rato caminando, llegamos a un lugar limpio de árboles- como en el que habíamos estado hacía un momento- se veían las estrellas con claridad, había un tronco grueso en medio de este lugar, nos sentamos ahí.
—¿Y bien…? —comencé intentando romper el hielo.
—Pues, quería hablar contigo —dijo mirándome a los ojos.
—Bueno, te escucho.
—¿Qué tanto sabes de imprimación? —preguntó traspasándome con unos ojos llameantes que me hicieron perder por un instante del mundo. Regresé justo a tiempo para que él no lo notara si quiera.
¿Imprimación? Había oído esa palabra antes, la usaban mucho en las leyendas que se contaban en la Push.
—Pues, es una unión muy fuerte —dije sintiéndome como una niña que le respondía al profesor de matemáticas—. Y, según Sam, es para asegurar que el gen siga expandiéndose.
—Exacto. ¿Sabes que es común? ¿Qué no se controla? ¿Qué las personas involucradas terminan… enamorándose?
—Sí, sí y sí. Pero no entiendo, ¿me trajiste aquí para darme una lección de imprimación?
—No, te traje aquí para decirte que estoy imprimado.
¿Y a mí que me importaba? ¿Qué era él como para querer saber que estaba imprimado? Sin embargo, en el fondo una sensación extraña me contesto la pregunta. Un sentimiento afloraba desde mi corazón y se esparcía por cada parte de mí, mi mente lo identifico como… celos. ¿Celos? ¿De qué? ¿De la chica que fuera a tenerlo para siempre?
—Qué bien. ¿Quién es? —pregunté mirando hacia el suelo, ya que no quería que notara que sentía en mi interior.
Sentí su mano en mi barbilla, sentí como me hacia levantar la vista y verlo a los ojos. Pero con ese contacto despertó un cosquilleo que recorrió mi ser como lo había hecho el contacto con Adam, pero de una manera algo diferente. Igual de fuerte, pero diferente.
—Pues, de… ti —contestó acercándose cada vez más.
Vi sus intenciones, quería besarme. Sin embargo me había quedado en shock con la última revelación, así no podía moverme para evitarlo. Pero, ¿en realidad quería evitarlo? ¿Quería que él no lo hiciera?
Mi mente, mi sentido común me decía que me alejara, me repetía que él era hermano de mi centro de gravedad, que eso no estaba bien. Mi corazón, por otro lado, me decía que él me quería de buena manera, que debía dejar que lo hiciera, que quizás después de todo también yo le quería…
Si, le quería. También sentía algo así por Adam o incluso más fuerte. ¿Qué quería decir eso? ¿Me sentía yo de la misma manera que Alan, pero con su hermano? ¿Qué estaba ocurriendo?
Tenía tantas preguntas y los labios de Alan muy cerca como para poder pensar. Todo se volvía un remolino sin sentido. Era como una puerta cerrada, algo de lo que simplemente no podías escapar, y aunque intentas con todas tus fuerzas hacerlo, sabes que no lo lograras. Estaba condenada a esto.
Los quería a los dos. Adam era mi impronto y yo la impronta de Alan, esto casi nunca suele pasar ¿o nunca?
Los labios de Alan estaban cada vez más cerca de los míos y pude sentir como su respiración estampaba en mi cara en ese momento…
Simplemente ya no pude pensar más. Sus labios estaban sobre los míos. Él intentaba hacerme reaccionar, hacer que mis labios se movieran con los suyos, pero yo no podía. Yo estaba en shock. Pero en el instante que pude sentir su aliento cálido, todos mis intentos de resistencia se vinieron abajo.
Empezamos a besarnos con una sincronía perfecta, mis brazos subieron para sujetarse a su cuello y atraerlo más hacia mí.  Él percibió mi cambio tan repentino de ánimo comenzó y con besos algo más apasionados, besos que deberían estar prohibidos. No podía pensar en nada que no fuera él cuando me besaba de esa manera. Se le escapo una risita y se apartó por una décima de segundo antes de volver a besarme.
Gracias a ese descanso, fue que pude reaccionar. No me había dado cuenta de que habíamos caído al suelo, él yacía encima de mí pero yo no soportaba su peso. Le di un empujón lo suficientemente fuerte como para apartarlo de mi camino y poder levantarme.
Su cara dio un cambio total, paso de felicidad a confusión.
—No puedo —dije de espaldas a él.
Y era cierto, no podía. No podía estar haciendo esto, no podía traicionarle a él. Aunque pensándolo bien Adam y yo no éramos nada, aun así había algo en mi interior que me decía que esto había estado mal de muchas posibles formas.
—¿Por qué? —pregunto Alan incorporándose—. ¿Papá te regaña? —bromeó y sin embargo su voz sonaba tensa y preocupada.
—Pues… —balbuceé sopesando en si decirle o no.
—Vamos, puedes decirme —me animó.
—Estoy enamorada de tu hermano —confesé, dejando claro todo.
Su reacción fue automática. Era una sorpresa exagerada, demasiado intensa. Me asusto tanto que no pude hacer otra cosa que retroceder un par de pasos. Eso le puso alerta.
—Lo siento, no debí dejar que esto se extendiera —le dije. Me sentía horriblemente culpable.
—¿Qué-tú-que? —preguntó mientras trataba de recomponer su cara. Misión imposible, estaba convertido en un mar de decepción, sorpresa y furia.
Sus ojos perdieron enfoque por un momento, al siguiente parecían dos llamas  avivadas, pero eran dos llamas acuosas. Pareció como si un meteorito le hubiera aplastado el mundo de repente.
—Estoy imprimada de él, así como tú lo estás conmigo —dije y noté como la comparación que había hecho le molestaba de sobremanera.
¿Imprimada? Entonces todo me sonó tan lógico. Sí, estaba imprimada de Adam.
—No-puede-ser —dijo separando las palabras—. No lo creo... Imposible.
—La verdad, no estoy mejor que tú. Ni siquiera lo sabía, no hasta ahora, que tú me has recordado eso de la imprimación —empecé un poco confundida mientras en mi cabeza las piezas del puzzle iban encajando—, Pero fuiste tan rápido que no me diste el tiempo de pensarlo, razonarlo y decírtelo.  No quiero lastimarte —terminé con una voz apagada y frágil, parecía apenas un susurro.
—No lo sientas, él que lo va a sentir es otro —dijo mientras se incorporaba y seguía el camino por el cual habíamos entrado.
—¡Espera! ¡¿Qué piensas hacer?! ¡Alan! —le grité mientras iba detrás de él e intentaba seguirle el paso.
A los segundos ya no estaba siguiendo a un humano, estaba siguiendo a un enorme lobo de pelaje color negro azulado. Era tan intenso que casi no se identificaba entre la noche y el bosque. Lo perdí de vista en cuanto me descuide. Y entonces no me dejo otra opción, tuve que transformarme.
Ya no había un lobo en el bosque, éramos dos. A la vista de un humano sería una persecución, pero en realidad era una loba corriendo detrás de un lobo a quien le había roto el corazón hace un minuto atrás y que la verdad no tenía ni la más remota idea de lo que iba a ser. Algo estaba claro, no sería nada bueno.
De pronto me di cuenta de que podía escuchar sus pensamientos y el los míos,  había olvidado ese pequeño detalle. Ahora que me había unido a la manada de Jake, y debido a que él también pertenecía a esta, nos podíamos comunicar mediante esta especie de telepatía.
—Adam, siempre él —pensaba el lobo mientras gruñía—. Lo voy a matar. Maldito bastardo…
Oh, no.
Los pensamientos de Alan llegaron solos a la conclusión. Iba a por Adam. Y estaba en mis manos evitarlo, no podía permitirlo. Ellos eran hermanos y por mí no iban a pelear.
El solo hecho de pensar que Alan atacaría a Adam hacia que se me pusiera la piel de gallina. ¿Y sí Alan lo lastimaba? Un licántropo enfadado no era muy agradable y mucho menos seguro, incluso para él mismo.
Ahora menos que nunca podía dejar que se desencadenara una pelea, que bien sabía estaba ganada antes de siquiera comenzarla, y menos por semejante estupidez. No lo haría.
Comencé a correr con todas mis fuerzas, ya lo estaba alcanzando y no pensaba perderlo de vista, no de nuevo.

----------------------
¡Hola! Aquí el tercer capítulo, es más largo por que uní 3 y 4 como regalito.
Espero aque esten bien y comenten, comenten :D
TEAM A&A